El «otro» te muestra lo que no reconoces en ti. ¿Te cuento por qué?
Nos encontramos en una dimensión o en un universo dual, donde todo tiene un opuesto. Noche/día, frío/calor, arriba/abajo, bueno/malo, yo/tú, luz/oscuridad…
¿Cómo sabría la luz que es luz si no puede compararse con la oscuridad?
Al estar sumergidos en esa dualidad requerimos de “otro” ser para poder vernos. A cada instante nos encontramos proyectando en los demás nuestra sombra (que no es nada diferente a aquello que está oculto en nosotros y no hemos podido observar o no reconocemos como propio).
Sin embargo, todo aquello que observamos en otra persona también hace parte de nosotros, de lo contrario ni siquiera podríamos reconocerlo.
El propósito de las relaciones (de cualquier tipo) es brindarnos información acerca de nosotros mismos. Lo que observamos en los “otros” en realidad dice más de nosotros que de otras personas.
Cada encuentro con alguien es una posibilidad de vernos a nosotros mismos, es una oportunidad para conocernos.
Ese “otro” no solamente puede reflejarnos aquello que no estamos viendo en nosotros, también puede ser reflejo de nuestros juicios o de aquello que alguna vez fuimos y a nivel inconsciente no nos hemos perdonado por ello.
Para ampliarte un poco más esta información de dejo un corto video que puede apoyarte en el proceso de comprender que aquello que ves afuera forma una unidad indivisible con lo que llevas dentro. Yo soy Tú, Tú eres Yo.
¿Comprendes ahora de mejor manera cómo funciona la ley del espejo? Te invito a que apliques esta información con cada persona que llegue a ti. Recuerda que cada encuentro con alguien tiene un propósito, descubre qué es lo que ese «otro», aunque ni él mismo lo sepa, viene a mostrarte.
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